Nuestra Gente

Gente que vibra: conocemos más sobre Pablo Jedwabny

por Vicunha | 7 agosto, 2023

Gente que vibra es una invitación a descubrir aquello que tal vez no conocemos de las personas con las que trabajamos compartiendo el día a día. Desde un hobby o su lugar favorito en el mundo, hasta un sueño pendiente por cumplir. De eso se trata este espacio.

En esta oportunidad tuvimos el placer de conversar con Pablo Jedwabny, director de Vicunha Argentina quien, con mucha generosidad y una gran cuota de humor e ingenio, inaugura esta hermosa sección.

¡Empecemos!

¿Cómo te presentarías a vos mismo?

Soy una persona inquieta, directa y resolutiva. Me gusta hacer un montón de cosas, tener siempre nuevos desafíos y objetivos. Soy esencialmente una persona más de trabajo que de estudio; no me siento cómodo teorizando, prefiero equivocarme a no hacer.

Siempre viví en Capital Federal, en Villa del Parque, Floresta. Mi papá era director de teatro, mi mamá era actriz y mi hermana es profesora de música. “De chico exploré esa veta artística familiar, pero me retiré rápido a pedido del público”, nos cuenta entre risas.

Tengo dos hijos, Martín de 28 años que vive en Francia, y acaba de doctorarse en computación y todo lo relacionado a la inteligencia artificial, y Lara de 24 años, Licenciada en Relaciones Internacionales, que trabaja en la Secretaría de Género del Gobierno de la Ciudad.

“A Vicunha entré en 1993. Yo venía de trabajar como Gerente de Logística en Cervecería Brahma, así que fue todo un desafío aprender sobre esta industria. Vicunha es el proyecto que llevo adelante en los últimos 30 años de mi vida, por eso es tan importante”.

¿Tenés alguna anécdota que nos quieras compartir?

 Se me vienen a la mente dos, ambas me pasaron en mis comienzos trabajando en Vicunha.

Cuando empecé no entendía nada de portugués, y el director de Vicunha Argentina de esa época que era un personaje maravilloso me dijo: “Mirá esto es muy fácil, si lo que te dicen empieza con la palabra infelizmente -suena infelizmenchi-, todo lo que viene después es terrible…, y esa fue su primera gran lección”, recuerda Pablo entre risas.

La segunda anécdota podría titularse: “Como compañía de turismo Vicunha es un desastre”, continúan las risas.

En el año 1995 me mandaron a Fortaleza, a conocer la fábrica en Brasil. Tenía dos días para conocer la empresa y al tercer día me volvía.

Lo primero que pensé fue: buenísimo, en 4 horas conozco toda la fábrica, y después me voy a disfrutar de la playa. Mi plan cerraba de maravillas.

El primer día entré a las 8 de la mañana para comenzar el recorrido, y como era de esperar, cada jefe de sección con mucho orgullo quería mostrarme su área, así me encontré a las 19:30 frente a un espectrofotocolorímetro mirando los diferentes tonos de azul del denim; y así fueron los dos días.

Cuando llegó el sábado a la mañana, “el tan esperado momento para ir a disfrutar de la playa”, estaba tan exhausto que no me quise ni levantar de la cama. Sólo necesitaba subirme al avión y llegar a mi casa para descansar.

“En estos 30 años en ninguno de mis viajes a Brasil pude ir a la playa”, sonríe.

Algo que tengas pendiente y que te gustaría realizar…

No son cosas muy inalcanzables, pero a veces no tengo el tiempo para realizarlas.

Una es viajar a diferentes lugares que no conozco, y la otra es saber más inglés. Me encantaría poder escuchar una canción entera y entender la letra.

Y a nivel profesional, tanto Daniel en San Juan, como yo en Buenos Aires, tenemos como objetivo formar a aquellas personas que dentro de 5 años serán quienes dirijan Vicunha Argentina.

“Para nosotros es muy importante este tema, ese traspaso generacional. Ya que, si bien ambos tenemos mucha fuerza, queremos garantizar que haya gente más joven, cercanos a las nuevas tecnologías, ocupando estos puestos. En Vicunha hay personas con mucho conocimiento, que son muy buena gente y honestos, y esos son los valores que por sobre todo nos interesa transferir”.


Una comida: tira de asado con papas fritas.

Una cábala: tengo que ganarle tres veces seguidas al solitario antes de un partido de River.

Una canción: Muchacha ojos de papel de Luis Alberto Spinetta.

Un hobby: jugar al fútbol y leer novelas.

Un aroma: pasto mojado.

Un lugar: un bosque nevado. Me encanta el invierno y la nieve.

Un deseo: ver a mis hijos felices, siendo ellos mismos y haciendo lo que desean. Eso sin duda es lo más importante.


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