Este miércoles 21 de junio comienza el invierno en el hemisferio sur. Desde ahora hasta el 21 de septiembre, buena parte del sur de nuestro planeta recibe una menor intensidad de sol, provocando sensación de frío, que es aún más extrema en las regiones subtropicales o en lugares de altitudes elevadas.
Este cambio de temperatura impacta mucho en la moda y en el mercado. Ya que en esta época del año se producen colecciones pensadas para dar un confort térmico a los consumidores, pero siempre dialogando con las tendencias de comportamiento, con el arte y la cultura popular. Los pantalones gruesos, los enterizos, las chaquetas y los accesorios ganan espacio en los armarios y en las calles de muchas regiones de América del Sur.
¿Cómo funcionan las colecciones a lo largo del año?
Para proyectar sus lanzamientos, el mercado de la moda desarrolló un calendario basado en las estaciones del año. Se dividió en dos épocas: otoño-invierno y primavera-verano. Este sistema, conocido internacionalmente como calendario de colecciones, lo inventó el renombrado estilista Charles-Frédérick Worth, en 1857.
Observando el cambio de estaciones a lo largo del año, Worth percibió que era en esta época cuando los consumidores buscaban ropa nueva. Como el otoño es más parecido al invierno y la primavera al verano, el estilista denominó estas dos temporadas y buena parte del mundo de la moda sigue este calendario hasta la actualidad.
Otoño-invierno x primavera-verano
Generalmente, la apertura de la temporada en la que estamos comienza en marzo, cuando muchas marcas lanzan sus colecciones de otoño, centrándose en las ventas que suceden en abril. La colección de invierno se lanza en mayo, con mayores ventas en el mes de junio, debido a las bajas temperaturas en buena parte del continente sudamericano. Sin embargo, muchas marcas prefieren lanzar sus colecciones de otoño e invierno de forma conjunta.
Luego, en septiembre, se lanza la colección primavera y, en octubre, la de verano. Y, también, pueden lanzarse de una única vez, dependiendo de la estrategia de las marcas. Ya en noviembre y diciembre, llegan al mercado las piezas de alto verano.
¿Qué influye además del clima?
Además de pensar en la variación de la temperatura, humedad y vientos, un estilista necesita estar conectado a muchos elementos para desarrollar su colección. Y muchas de estas influencias se presentan en las semanas de la moda que son eventos regionales o internacionales que señalan tendencias de consumo y de deseo, además de definir nuevos rumbos para el comportamiento del público.
¿El frío impacta en las ventas?
Las épocas más frías del año pueden estimular las ventas, a depender de las condiciones económicas. Ya que muchas personas buscarán vestimentas y accesorios para reforzar el armario y no sufrir con el malestar térmico.
Según el instituto de investigación IEMI, el 73% de los entrevistados en un estudio reciente, manifestaron su deseo de comprar la ropa de la temporada otoño-invierno. Entre ellos, el 48% quería gastar entre R$100 y R$300 en la compra.
De acuerdo con el instituto, la ropa vendida entre abril y agosto equivale al 41% de las ventas minoristas de moda nacional. Pero, además del frío, hay otros factores que influyen en las ventas. Por ejemplo, el nivel de renta, el desempleo y el crecimiento de la economía pueden ayudar a estimular o no las ventas minoristas, dependiendo de las condiciones del momento.
“Según las estimaciones preliminares del equipo de economistas del IEMI, la previsión es de estabilización en la producción de vestuario en general en 2023 con un alza del 0,3% en volumen. A su vez, la producción de los artículos de protección contra el frío debe acompañar este aumento, representando un volumen aproximado de 213 millones de piezas de invierno”, afirma Eleni Kronka, investigadora y editora de contenido del IEMI.