Un 20 de mayo de 1873, ocurrió un hecho histórico para el mundo de la moda. Levi Strauss y su socio Jacob Davis, un sastre, patentan el jean. Esta prenda que en sus comienzos usaban los mineros por su durabilidad, luego los granjeros y los cowboys, hoy sigue siendo un ícono a nivel mundial.
Hay algo muy particular que sucede con el jean. Se dice que una vez que encontramos una marca y un modelo que nos gusta, el denim va adquiriendo nuestra personalidad. Ya sea por cómo lo usamos, con qué prendas lo combinamos e inclusive, cuando lo personalizamos sumándole flecos, recortes o parches.
También está muy asociado a la memoria emotiva, el recuerdo de esa primera vez que pudimos elegir qué jean queríamos tener, ese que deseábamos, pero teníamos que “esperar a ser grandes” para comprarlo con nuestros propios ahorros.
Democrático, versátil, simbólico, transcultural e identitario, son alguno de los términos que atraviesan a esta prenda.
Algunos datos sobre su evolución y su forma de popularizarse
- Las mujeres recién empezaron a usar jeans a partir de 1934
- Durante la posguerra era sinónimo de protesta.
En algunos lugares estaba prohibida la entrada a personas que vistieran jeans.
- En los 50s se popularizan por figuras como Marilyn, James Den, Marlon Brando y Elvis Presley.
- En la década de los 60, los hippies adoptaron el denim como una forma de protesta contra el establishement. Una expresión de libertad y rechazo a las normas establecidas.
- Los rockeros, especialmente en los años 70 y los 80, adoptaron el denim como parte de su estética rebelde.
- Los raperos en los 80 y 90s los usaban súper bajos emulando a sus hermanos en las cárceles.
- A partir de la década del 2000, las marcas de lujo suman el jean como una pieza esencial de sus colecciones, trabajando en buscar nuevas texturas, acabados y diseños.